Este espacio de 60 m2 ha sido desde siempre el lugar destinado a la cocina; entre sus muros se hacía la comida, no sólo para los señores, sino también para todos aquellos que trabajaban en las tierras e instalaciones del Pazo.
Alrededor del hogar se recrea, con parte del mobiliario original, la época de esplendor de los fogones palaciegos.

